La memoria de Diego bien podría considerarse excepcional, o por lo menos así lo demuestra con las fechas, pues tiene claro que entró al SGC, entonces Ingeominas, el primero de diciembre de 1988 a las 7:25 a.m. Ese dato también podría ser un chiste de su parte, pero en ese caso solo confirmaría que, como dice, se toma las cosas con humor y risas. Esa capacidad le resulta especialmente útil para encontrar el lado amable de las cosas, incluso en situaciones desafiantes.
De esas ha tenido bastantes en su paso por el SGC, por ejemplo, las más de 90 visitas de emergencia que realizó a distintos lugares del país después de tragedias relacionadas con movimientos en masa. Algunas de ellas ocurrieron entre 2007 y 2008 en la cuenca del río Páez, cuando flujos de escombros originados en las laderas del volcán Nevado del Huila se encaminaron a lo largo del valle del río Páez.
Otro momento desafiante, pero lejos de significar una tragedia, fue su llegada a la Litoteca Nacional del SGC, en 2016, un espacio que le impuso la meta de reorganizar la colección de los productos y muestras provenientes tanto de la perforación de pozos petroleros, como de las perforaciones no petroleras y los afloramiento del subsuelo colombiano. Gracias a ese trabajo que ha liderado en los últimos años, hoy se sabe que la colección tiene muestras asociadas a 15 mil pozos petroleros.
Desde la Litoteca, ubicada en el Parque Tecnológico de Guatiguará, en Piedecuesta (Santander), Diego promueve investigaciones sobre el aprovechamiento sostenible de los recursos de hidrocarburos y sobre los procesos geológicos naturales. Además, está comprometido con promover la Litoteca como un espacio de investigación y aprendizaje para los funcionarios y contratistas de las distintas direcciones técnicas. “En la Litoteca tenemos muestras únicas del subsuelo del país listas para ser estudiadas. Esto es especialmente relevante en el camino de la transición energética, especialmente para áreas como geotermia y aguas subterráneas”.
Antes de su jubilación, el sueño de Diego es volver a campo. Hoy siente que ha cumplido la misión que se le encomendó con su llegada a la Litoteca, así que está listo para volver al ruedo, sobre todo con la idea de aportar al desarrollo de mapas de zonificación asociados a movimientos en masa, productos vitales para el ordenamiento territorial y el desarrollo de estrategias de prevención del riesgo en todo el país.
“Con orgullo puedo decir que hoy nuestra Litoteca es una de las más completas de Iberoamérica, y así lo han reconocido personas que nos han visitado de los servicios geológicos de España, Portugal, Polonia, México, Brasil y Perú. Siento que cumplí, y ahora me gustaría aportar la experiencia que tengo a los geólogos que están ingresando al SGC, y apoyar en la Dirección de Geoamenazas con lo que tiene que ver con geología para ingeniería”, finaliza con una sonrisa.