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 Lourdes Narváez

Una admiradora incansable de los volcanes


Es la líder del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Pasto y, junto con el grupo técnico de esta sede del SGC, ha hecho contribuciones invaluables para la comprensión del comportamiento de los complejos volcánicos del sur del país, como Galeras, Chiles-Cerro Negro, Cumbal, Azufral, Doña Juana y Animas. Aquí su historia.

Lourdes Narváez es experta en deformación volcánica y lleva más de 30 años trabajando en el OVS de Pasto 
Lourdes Narváez es experta en deformación volcánica y lleva más de 30 años trabajando en el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Pasto.


Lourdes Narváez ha vivido toda su vida en Pasto y nunca se ha cansado de mirar hacia el volcán Galeras. Ni siquiera lo deja de buscar en el horizonte en los días en los que las nubes se lo tragan y lo borran del paisaje, porque para avivar su amor por él le basta la certeza de saber que está allá, “tan educadito y tan lindo” como siempre. Lo ha visto desde todos los ángulos: desde afuera, ha pisado su cráter, ha recorrido sus zonas de influencia y lo ha sobrevolado y fotografiado y, desde adentro, ha observado sus pulsaciones, temperamento y movimientos, pues por casi 30 años ha participado en su monitoreo desde el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Pasto (OVSPA) del SGC. 


Hace un poco más de un año, Lourdes pasó de analizar la deformación de este y otros seis volcanes para convertirse en la líder del OVSPA, pero si se le pregunta sobre la labor que desempeñaba antes, sobre lo que significa eso de la deformación, saca a relucir un talento que a veces no se les da de manera tan natural a muchos científicos: el de enseñar. 


“Son los cambios que ocurren de forma o tamaño en los volcanes, y que se dan porque hay fuerzas que los generan. En una cámara magmática hay muchas presiones hacia el exterior, y por eso, cuando se va a dar un proceso eruptivo, los gases presionan las paredes del volcán y hacen que este se hinche. A eso se le conoce como inflación”. 


La deflación, dice, es todo lo contrario. Hay una relajación del sistema que implica menos presiones, más calma interna y quietud. Por lo tanto, el volcán se “deshincha”. Lo fascinante de estos fenómenos es que ningún ser humano puede verlos con sus propios ojos. Se necesita de una tecnología altamente especializada para el monitoreo y, por supuesto, de personas como Lourdes, que se formen para recopilar, interpretar y calcular datos que, año tras año, van tomando forma de tendencias que ayudan a entender el comportamiento volcánico. Con respecto a estas tendencias, Lourdes, quien es ingeniera civil y matemática, cuenta que le regalaron uno de sus días más emocionantes de su historia en el SGC.


Fue el día en el que corroboró una teoría: la de los Tornillos. Antes de generar confusión, es importante decir que este término se acuñó por primera vez en la vulcanología mundial gracias a una investigación de varios geocientíficos del OVSPA, quienes notaron que, en algunas ocasiones, las señales sísmicas del volcán Galeras —que se ven en el papel como los resultados de un electrocardiograma tomaban la forma de un tornillo. Los investigadores se dieron cuenta de que esta manifestación precedía un evento eruptivo y, por ello, el momento en el que Lourdes pudo encontrar este patrón en sus cálculos, después de arduos análisis, se le fijó en la memoria para siempre. 


Eso ocurrió en la época en la que analizaba el comportamiento sísmico volcánico, antes de estudiar el fenómeno de la deformación. De hecho, fue clasificando y caracterizando  los sismos volcánicos que Lourdes empezó su carrera en el SGC, a principios de los años 90, cuando aún era una estudiante universitaria. 


“Una profesora de la Licenciatura en Matemáticas me habló de una convocatoria en el OVSPA, y yo me presenté y quedé seleccionada. Repartía mi tiempo entre el estudio, el trabajo, la tesis…Fue un momento en el que tuve que responder por muchas cosas, pero fue muy emocionante”. Así, dejó atrás ese sueño de ser profesora de matemáticas en un pueblo y transmitir a grupos de niños su deleite por los números, y construyó un nuevo sueño: el de entender los volcanes para salvar vidas. 


Vulcanología, la ciencia del asombro


Lourdes Narváez tomando medidas de deformación en los volcanes Nevado del Ruiz, Galeras y Cumbal. 

Lourdes Narváez tomando medidas de deformación en los volcanes Nevado del Ruiz, Galeras y Cumbal.



Después de más de tres décadas de trabajo en el OVSPA, Lourdes está cada vez más cerca de dejar la vulcanología, pero, al mismo tiempo, está cada vez más lejos de hartarse del Galeras. Por eso, en su casa, construyó un ventanal en dirección al volcán, con la idea de  contemplarlo al ritmo de un café en las mañanas despejadas. Lo curioso de esto es que, después de tantos años y de la fuerza de la costumbre, el Galeras siga siendo lo primero que mira cuando se levanta. 


Tal vez los volcanes sean una fuente de asombro permanente, y por eso quienes se dedican a estudiarlos encuentran en ellos una motivación que trasciende lo científico. Es la sensación que deja Lourdes cuando habla de su predilecto, pero también cuando menciona otros complejos volcánicos como Chiles-Cerro Negro, Cumbal y Azufral. Y es fácil entender esa admiración eterna cuando se piensa, por ejemplo, en el cráter del Azufral, el cual está cubierto por una laguna color esmeralda y es considerado uno de los grandes tesoros geológicos del país. 




Lourdes Narváez en el volcán Azufral, en 2012. Lourdes Narváez en el volcán Azufral, en 2012.


Aún así, los volcanes no son solo una fuente de asombro por su belleza paisajística y magnificencia natural, sino que también lo son por su capacidad destructiva. Así lo pudo evidenciar Lourdes el 14 de enero de 1993, cuando una erupción acabó con la vida de nueve personas, entre ellas seis vulcanólogos. 


Esto, en medio de una visita de campo que se realizó a la cima del Galeras con propósitos científicos y académicos. Este episodio, que se dio en el marco de un evento internacional de vulcanología, le dejó una huella para siempre, y le permitió comprender que en el conocimiento sobre el comportamiento volcánico está el poder para tomar decisiones que protejan la vida de quienes habitan las zonas de influencia de estas estructuras geológicas. 


“La erupción ocurrió al mediodía, y esa noche tuve que trasnochar y seguir procesando señales, una tarea que antes era muy compleja porque, a diferencia de cómo se hace hoy, en esa época se hacía manualmente. Fue dolorosísimo, pero tuvimos que seguir trabajando porque no podíamos hacer una pausa para procesar todo lo que estaba pasando”, narra. Desde entonces, ese recuerdo nítido que aún le provoca lágrimas, se convirtió en una motivación que la llevó, por ejemplo, a aportar a la construcción de metodologías de análisis e interpretación de datos de monitoreo volcánico y, a su vez, al fortalecimiento de estrategias de gestión de riesgo en comunidades volcánicas. 


Sueños en construcción


Después de dejar la investigación científica para sumergirse en el liderazgo del OVSPA lo que le ha supuesto grandes retos en términos administrativos y de gestión—, Lourdes ha empezado a construir nuevos sueños, como el de escribir algunos artículos científicos que tiene pendientes y el de ver, al fin, la aceptación y acogimiento de algunas comunidades en las que históricamente ha sido difícil ingresar para instalar y hacer mantenimiento de equipos de monitoreo volcánico. 


“Así como el agua y la luz, el monitoreo también es un servicio. Es la misión que tenemos con el Servicio Geológico Colombiano a través de los Observatorios Vulcanológicos y Sismológicos (además de Pasto, hay en Popayán y Manizales). Sin embargo, ha sido un gran desafío que algunas comunidades interioricen esa idea”, dice con un tono de frustración. Aún así, está dispuesta a seguir pensando y ejecutando estrategias pedagógicas que puedan aportar a cambiar ese panorama, porque quien conoce a Lourdes sabe que todo lo que hace está marcado por su perseverancia, paciencia y amor.



Lourdes Narváez en el volcán Doña Juana, 2023.Lourdes Narváez en el volcán Doña Juana, 2023.


También por las ganas de compartir el conocimiento como una forma de generar conciencia frente a la gestión de riesgo volcánico. Y esto, precisamente, también le ha dado satisfacciones, como el relacionamiento exitoso con personas de las comunidades aledañas al volcán Chiles. “Si hubiera un despertar de este volcán, si ocurriera una erupción, estoy segura de que las personas sabrían cómo actuar. Hemos hecho un gran trabajo en conjunto con ellos”. 


Hoy, cuando mira con perspectiva toda su trayectoria en el SGC, se le ocurren muchas historias, como la del accidente en helicóptero al que sobrevivió hace más de 15 años, luego de varios minutos de sobrevolar el Galeras para tomar fotografías con la única cámara térmica que para entonces tenía el país. Pero sobre todo, se le vienen a la mente los sueños cumplidos y los que están por realizarse. Seguro ahora mismo, mientras admira al Galeras desde algún lugar, está pensando en lo que quiere materializar a futuro. 






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