Al volcán Pre-Sotará se asocian grandes depósitos ignimbríticos intercalados con depósitos de flujos de lava, cenizas de caída y por lo menos un depósito de flujo de bloques y ceniza soldado, además de enormes flujos y avalanchas de escombros. La generación de algunas ignimbritas, de gran volumen, ocasionó la destrucción del edificio volcánico y la formación de la caldera.
Los volcanes Cerro Negro y Azafatudo generaron flujos de lava, algunos depósitos de corrientes de densidad piroclástica (CDP) y domos. El volcán Cerro Gordo generó lavas y domos y el volcán Sotará (el más alto), considerado activo, se ha desarrollado en tres etapas, caracterizadas por la construcción y destrucción de domos que dieron lugar a CDP, además de la generación de algunos depósitos de flujo de lava.
Para el volcán Sotará no hay registros de erupciones históricas; su actividad actual se manifiesta por actividad sísmica y la presencia de campos fumarólicos y fuentes termales.
En el área cercana al Complejo Volcánico Sotará, 10 km al S, se encuentra el volcán Sucubún, el cual presenta una estructura caldérica, formada a partir de una importante actividad explosiva que generó inmensas ignimbritas y oleadas piroclásticas, y desarrollo posterior de domos en su interior. Por estas características se considera un centro volcánico independiente al CVS, pero que junto con éste, forman la denominada Región Volcánica Sotará – Sucubún (RVSS).
Los depósitos asociados a las estructuras que forman la RVSS, presentan una composición geoquímica que varía desde andesita a riolita, con una tendencia calcoalcalina en los productos más antiguos y adakítica en los productos más recientes de Pre-SOTARÁ y centros volcánicos posteriores (a excepción de Cerro Azafatudo), y petrográficamente la asociación mineralógica indica que andesitas de dos piroxenos y andesitas anfibólicas son los productos más comunes. Evidencias texturales de mezcla de magmas sugieren éste como un proceso magmático importante en la RVSS.