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Lengua de señas
Han pasado más de 80 años desde que murió Ricardo Lleras Codazzi (1869-1940) y, solo hasta ahora, se está empezando a reconstruir en detalle la historia de su vida, esa que es también un capítulo de la historia de las geociencias en Colombia.
Para hacerse una idea general sobre quién fue este personaje se pueden enlistar algunos de sus logros: se graduó como ingeniero de minas en la Escuela de Minas de Medellín (1891); enseñó en las facultades de Medicina, Matemáticas y Agronomía de la Universidad Nacional (desde 1904); fue docente de la Universidad del Rosario, la Escuela Militar y el colegio Gimnasio Moderno de Bogotá (del que fue cofundador); dirigió el Museo Nacional (1924 y 1926); y fue el jefe de la Sección Técnica del Departamento de Minas y Petróleos del Ministerio de Industrias (1929).Sin embargo, para hacerse una idea profunda sobre él hace falta escudriñar más allá de lo evidente. Esa es, por lo menos, la sensación que deja una conversación con Guillermo Rudas, su bisnieto, y con Armando Espinosa, un geólogo e investigador que “podría demorarse meses o años” en reunir la información suficiente para entender los aportes que Lleras Codazzi hizo a las geociencias y a otras áreas del conocimiento. Aún así, para ambos es claro que, sin su existencia, el rumbo de la mineralogía y la petrografía en el país, es decir del estudio de los minerales y las rocas, hubiera sido muy distinto.“Fue quien inició estas disciplinas en el país… Sus intereses lo llevaron a investigar y a escribir dos publicaciones fundamentales: Los minerales de Colombia (1927) y Las rocas de Colombia (1928). Y esto no fue algo que hizo para algún cargo en particular, sino por su propio interés. De hecho, pienso que eso pudo haberlo hecho con sus propios recursos”, explica Espinosa y añade que Lleras Codazzi también fue un pionero en la descripción de minerales radiactivos, algo que para la época fue bastante revolucionario. Pero tal vez uno de los hitos más importantes de Lleras Codazzi fue el haber sido el subjefe de la Comisión Científica Nacional (1917-1918), un organismo creado por el Gobierno Nacional de la época para hacer frente al desabastecimiento de productos industriales que se dio como consecuencia de la Primera Guerra Mundial (la cual generó una gran perturbación del comercio en el Atlántico). “En el año 1916 Colombia importaba todo: hierro, carbón, cemento, acero, entre otros productos. No había industria y, como era de esperarse, el desarrollo de obras de infraestructura (como los ferrocarriles) estaba en riesgo. Por lo tanto el país debía buscar sus propios recursos y, para ello, se creó la Comisión”, dice Espinosa, convencido de la importancia que Lleras Codazzi tuvo dentro de este grupo para identificar y describir yacimientos minerales en distintas regiones del país.
Lleras Codazzi también fue importante dentro de la evolución de la Comisión Científica Nacional, pues, aunque en principio el objetivo de este ente fue lograr que el país encontrara yacimientos de gran interés y empezara a autoabastecerse, pronto se definió que el conocimiento que generaba también podía aprovecharse para entender el origen de desastres derivados de amenazas de origen geológico como los terremotos y los deslizamientos en masa. Todo esto dio origen a lo que actualmente se conoce como el Servicio Geológico Colombiano.
Una enciclopedia de colores
Así fue como Agustín Nieto Caballero, uno de los amigos con los que Lleras Codazzi fundó el colegio Gimnasio Moderno de Bogotá, lo describió alguna vez, haciendo referencia, tanto a su conocimiento invaluable en múltiples disciplinas científicas, como a su manera de compartirlo, pues era un profesor innato que buscaba motivar a sus alumnos a través de la observación y la experiencia. Por eso se le veía constantemente fuera del salón de clase acompañado por sus estudiantes, en excursiones a lugares en los que daba muestras de su espíritu de naturalista mientras lideraba colectas de insectos y rocas.
Esa es precisamente una de las anécdotas que Guillermo Rudas Lleras escuchó siempre en su casa sobre Ricardo Lleras Codazzi o, mejor, “Papá Rico”, el apodo con el que cariñosamente lo bautizó uno de sus nietos y que trascendió a muchas esferas de su vida, incluida la del profesor de colegio. “Mi mamá, Leonor Lleras Lleras, era nieta de Papá Rico y por ella fue que mis hermanos y yo siempre supimos quién había sido él”.
Gracias a Leonor, Guillermo y sus hermanos también supieron que Ricardo Lleras Codazzi perteneció a una familia de pedagogos y científicos progresistas; que estuvo a punto de morir en su adolescencia de un mal que nunca le fue adecuadamente diagnosticado, pero que lo retiró un tiempo de sus estudios; que fue uno de los precursores de la geología en el país; que pese a sus altos cargos nunca abandonó la docencia; y que fue un defensor férreo de la formación de educadores que prestaran su servicio al país.
“Crecimos viendo una biblioteca enorme en la que muchos de los libros habían sido heredados de Papá Rico…Eran muy antiguos, muchos de química del siglo XIX. De alguna manera eso también influenció a mi mamá, que fue la primera química graduada de la Universidad Nacional en el país”. De la biblioteca de Ricardo Lleras Codazzi aún quedan 47 libros que, gracias a una donación de su familia, ahora están disponibles para consulta en la biblioteca Enrique Hubach Eggers del Servicio Geológico Colombiano (sede central, Bogotá).
“Mi mamá falleció en 2020 y siempre quiso que hiciéramos algo valioso con esos libros. Esa fue la razón por la que decidimos entregársela al SGC y estamos convencidos de que queda en las mejores manos. Es un homenaje a Ricardo Lleras, de quien aún queda mucho por descubrir. Es por eso que vemos la colección de sus libros como semilla que pueda crecer con nuevos hallazgos sobre él y como una oportunidad para generar y divulgar conocimiento. Ese es su homenaje”, concluye Guillermo.
Otros hitos de Ricardo Lleras Codazzi