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 Relato: Con los pies en la cabeza: Las amonitas del museo



Las amonitas están clasificadas como moluscos, lo que significa que, entre otras características, tienen un cuerpo blando (desprovisto de huesos) y protegido por una concha. ¿Te has imaginado cómo sería tener los pies en la cabeza? Justamente esta era otra de sus particularidades, de ahí su clasificación como cefalópodos, palabra que significa ‘con los pies en la cabeza’, pues proviene del griego kephalus (cabeza) y pous (pies).

En el Museo contamos con gran variedad de amonitas que puedes venir a conocer. A continuación te contamos cómo solía transcurrir la vida de las amonitas en los mares del mar que cubría nuestro territorio hace cerca de 120 millones de años, desde su nacimiento hasta la muerte.



Ciclo de vida amonitas
Había amonitas macho y hembra

Por lo general, las hembras presentaban mayor tamaño, y algunas veces los machos tenían una característica secundaria sexual llamada lappet. Luego del apareamiento, el óvulo era fecundado y resguardado por una membrana muy suav​e a manera de huevo. Posteriormente, la madre –que podía producir miles de huevos– migraba a ambientes cálidos de aguas poco profundas, para depositar los huevos en un lugar seguro, como conchas muertas, algas u hojas.

Amonitas bebé

Amonitella o “concha de amonita bebé”, es el nombre que se le da a la concha embrionaria con la primera cámara de habitación, que era de menos de dos milímetros de tamaño. Esta protoconcha crecía hasta convertirse en una espiral completa.


Su juventud

Durante esta etapa el diámetro de la concha aumentaba, al tiempo que la altura de apertura de la amonita. En esta etapa de su vida la amonita alcanzaba la madurez sexual, se manifiesta un crecimiento diferenciado entre las hembras y los machos: en estos últimos podía aparecer el lappet.​​

La adultez

Durante esta etapa se producían cambios en la geometría de la concha: empezaba a haber menos distancia entre sus septos y una ligera disminución en la espiral; también se podían presentar cambios en la forma y la longitud de la cámara de habitación, modificaciones en el enrollamiento, transformaciones de apariencia o desaparición de la ornamentación.

Su muerte

Las amonitas podían ser presa de tortugas, peces, ictiosaurios o plesiosaurios. Sus conchas, al ser mordidas, se quebraban, y esto permitía que las partes blandas fueran devoradas.

Una vez muerta, las partes blandas de la amonita se descomponían y la concha continuaba flotando debido a los gases, lo que hacía que fueran transportadas por las corrientes marinas por cientos de kilómetros, antes de que cayeran al fondo del mar.
Amonitas en acción



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