Cuando estaba en el grado once, durante unas vacaciones escolares, Karen Gamba encontró en la biblioteca de su casa el libro con el que descubrió la geología. Hasta entonces no había escuchado hablar de esta ciencia, pero con el paso de cada página se dio cuenta de que durante su infancia sí había tenido muchas preguntas relacionadas con ella: “me gustaba ir a lugares altos, ver el paisaje y pensar si, en algún momento lejano de la historia, habían existido allí mares, bosques, dinosaurios…”. 

Por eso, el hallazgo del libro significó un punto de giro en su vida; un momento de revelación en el que entendió con claridad, al fin, qué era a lo que quería dedicarse. Esa certeza le dio un respiro, pues antes de toparse con ella había explorado otra posibilidad que pensaba que  podía ser su futura carrera: las artes escénicas. “Desde niña me gustó ese mundo. Estuve en obras, musicales y recitales del colegio. Gracias a este tipo de montajes aprendí cómo proyectar mi voz y cómo afinar, y aunque no soy cantante profesional sí es algo que disfruto hacer”. 

Sin embargo, aunque estas experiencias la llevaron a pensar que podría dedicarse a la actuación profesionalmente, un curso corto de artes escénicas, cuando estaba en décimo grado, le sirvió para darse cuenta de que estas eran más un pasatiempo. “Soy una persona muy metódica, ordenada y disciplinada, y cuando entré a este curso vi que el mundo del teatro era más caótico…Con el tiempo, he tomado otras clases, pero lo he hecho para divertirme. Además voy mucho a ver teatro”. 

Lo curioso es que fue cuestión de tiempo para que su profesión y su pasatiempo se combinaran: hoy, gracias a su rol en el grupo de Educomunicación del Museo Geológico Nacional, al cual se incorporó a finales de 2021 (después de varios meses de trabajar allí como investigadora), le ha imprimido su sello a las estrategias pedagógicas que se desarrollan allí para distintos públicos, especialmente para el infantil.

Karen Gamba dice que una de las mayores satisfacciones de trabajar en el Museo Geológico Nacional es ver las reacciones de los visitantes cuando realiza presentaciones teatrales para divulgar temas científicos.

Esa es la razón por la que el equipo del Museo busca hacer divulgación del conocimiento que se encuentra alojado allí a través de herramientas teatrales. “Durante la pandemia, el grupo había desarrollado una estrategia virtual que se llama Paleoexpedición por Colombia (recorrido para descubrir fósiles, rocas y minerales del país), pero cuando yo llegué, ya saliendo de la pandemia, el reto era adaptar esa estrategia a la presencialidad. El año pasado hicimos la Paleoexpedición con títeres, pero este año les propuse sacar a un personaje del teatrino e incorporar canciones”. 

Y así lo han venido haciendo con una enorme acogida entre niños y padres, con un enorme reconocimiento de Karen para sus coequiperas, quienes no han tenido experiencias previas con las artes escénicas o musicales (cabe resaltar que ellas mismas han escrito las canciones del montaje). A partir de esta experiencia, explica ella, ha aprendido que su pasión por el teatro es también una herramienta para contar los descubrimientos que a ella misma le han sorprendido durante sus años como geóloga y, a la vez, para explorar su afinidad con la enseñanza. 

“Mi papá es matemático de profesión y siempre ha sido profesor, y me he dado cuenta de que a mí me dicen que sé explicar muy bien los temas de los que hablo, así que a partir de lo que estamos haciendo he podido conectarme con enseñar y me ha parecido muy gratificante”. Es por eso que resuena con la idea de posicionar el Museo como un espacio de educación no formal en el que todo tipo de personas, sin importar sus diferencias, sientan que son bienvenidas y encuentren allí la posibilidad de generar conversaciones y compartir saberes. Para ella, en definitiva, ¡todos cabemos en el Museo!