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 Diego Ibáñez

 Diego Ibáñez, un geólogo con la satisfacción del deber cumplido


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Es el coordinador del grupo de trabajo de Bucaramanga y está al frente de la Litoteca Nacional de Colombia. A un poco más de un año de jubilarse, nos comparte un poco sobre su historia en el SGC y los sueños que le faltan por cumplir en la Entidad.


Diego Ibáñez 

Además de sus labores en el SGC, Diego Ibáñez se dedicó por más de 20 años a la docencia. Por eso, uno de los intereses que tendrá hasta el día en el que se retire es compartir sus conocimientos y experiencias con quienes lo requieran en la Entidad. 


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¿Quién iba a pensar que el niño que colectaba “piedritas” de río iba a convertirse en geólogo y, con el tiempo, terminar al frente de una de las colecciones más completas de rocas en Iberoamérica (la Litoteca Nacional de Colombia)? En realidad, esta es una pregunta capciosa, porque es fácil suponer que el encuentro de Diego Ibáñez a las ciencias de la tierra solo fue cuestión de tiempo: para empezar, llegó al mundo en Málaga, Santander, una tierra de montañas y paisajes infinitos que le generaron una temprana admiración por la manera en la que estaba constituido el planeta; y para seguir, al descubrir que existía la geología, a finales de su bachillerato, no pudo proyectarse a futuro haciendo otra cosa. 


A los 19 años empacó maletas para estudiar esa carrera en Bogotá, en la Universidad Nacional (dice con orgullo que entre once hijos de sus padres, seis se graduaron de esa institución). Al principio no sabía por cuál de las líneas del pregrado inclinarse, pero a mediados descubrió que, por su alto componente social, lo suyo era la geología para ingeniería, específicamente la elaboración de mapas de zonificación de amenazas por movimientos en masa. “Lo de Armero me impactó mucho y me di cuenta de que la geología podía ayudar a salvar vidas. También me llamó la atención la parte de construcción de edificaciones, microzonificación y geotécnia”, recuerda. 



Para su tesis de grado como geólogo, Diego Ibáñez trabajó en la construcción de un embalse para el abastecimiento de agua en su
Para su tesis de grado como geólogo, Diego Ibáñez trabajó en la construcción de un embalse para el abastecimiento de agua en su pueblo: Málaga, Santander.

Al graduarse, pasó nueve meses trabajando en la construcción de un túnel que atraviesa los Cerros Orientales de Bogotá y lleva agua a las localidades del sur, pero eso de tener turnos de 15 días trabajando sin salir a ver la luz del sol, lo desgastó. Fue entonces cuando se presentó a una convocatoria laboral del entonces Ingeominas, un sitio que asociaba con ser una escuela para geólogos. “En ese momento no había cupos en la seccional Bucaramanga, entonces acepté irme para Popayán. Llegué con cuatro pantalones y cuatro camisas, sin conocer a nadie”. 


Lo de no conocer a nadie estuvo lejos de ser un problema. Con el tiempo, hizo grandes amistades en el equipo con el que trabajaba, entre ellas con Bernardo Pulgarín, quien recientemente se jubiló. Precisamente, junto a Pulgarín y otros de sus compañeros que, como él (Diego toca guitarra, flauta y canta), eran aficionados a la música, terminó creando una chirimía, a la que llamaron “Los patojos de allá”. “Ninguno de los integrantes era de Popayán, por eso decíamos que éramos ‘los de allá’. Pasar por allí fue una experiencia muy bonita”, recuerda con nostalgia, y añade que estuvo en esta sede hasta 1995, cuando pidió un traslado a Bucaramanga. 




Chirimía ‘Los patojos de allá’, creada por funcionarios aficionados a la música en Popayán, entre ellos Diego Ibáñez. 



La memoria de Diego bien podría considerarse excepcional, o por lo menos así lo demuestra con las fechas, pues tiene claro que entró al SGC, entonces Ingeominas, el primero de diciembre de 1988 a las 7:25 a.m. Ese dato también podría ser un chiste de su parte, pero en ese caso solo confirmaría que, como dice, se toma las cosas con humor y risas. Esa capacidad le resulta especialmente útil para encontrar el lado amable de las cosas, incluso en situaciones desafiantes. 


De esas ha tenido bastantes en su paso por el SGC, por ejemplo, las más de 90 visitas de emergencia que realizó a distintos lugares del país después de tragedias relacionadas con movimientos en masa. Algunas de ellas ocurrieron entre 2007 y 2008 en la cuenca del río Páez, cuando flujos de escombros originados en las laderas del volcán Nevado del Huila se encaminaron a lo largo del valle del río Páez. 


Otro momento desafiante, pero lejos de significar una tragedia, fue su llegada a la Litoteca Nacional del SGC, en 2016, un espacio que le impuso la meta de reorganizar la colección de los productos y muestras provenientes tanto de la perforación de pozos petroleros, como de las perforaciones no petroleras y los afloramiento del subsuelo colombiano. Gracias a ese trabajo que ha liderado en los últimos años, hoy se sabe que la colección tiene muestras asociadas a 15 mil pozos petroleros. 


Desde la Litoteca, ubicada en el Parque Tecnológico de Guatiguará, en Piedecuesta (Santander), Diego promueve investigaciones sobre el aprovechamiento sostenible de los recursos de hidrocarburos y  sobre los procesos geológicos naturales. Además, está comprometido con promover la Litoteca como un espacio de investigación y aprendizaje para los funcionarios y contratistas de las distintas direcciones técnicas. “En la Litoteca tenemos muestras únicas del subsuelo del país listas para ser estudiadas. Esto es especialmente relevante en el camino de la transición energética, especialmente para áreas como geotermia y aguas subterráneas”.


Antes de su jubilación, el sueño de Diego es volver a campo. Hoy siente que ha cumplido la misión que se le encomendó con su llegada a la Litoteca, así que está listo para volver al ruedo, sobre todo con la idea de aportar al desarrollo de mapas de zonificación asociados a movimientos en masa, productos vitales para el ordenamiento territorial y el desarrollo de estrategias de prevención del riesgo en todo el país. 


“Con orgullo puedo decir que hoy nuestra Litoteca es una de las más completas de Iberoamérica, y así lo han reconocido personas que nos han visitado de los servicios geológicos de España, Portugal, Polonia, México, Brasil y Perú. Siento que cumplí, y ahora me gustaría aportar la experiencia que tengo a los geólogos que están ingresando al SGC, y apoyar en la Dirección de Geoamenazas con lo que tiene que ver con geología para ingeniería”, finaliza con una sonrisa. 





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